El post de Luis Indriago acerca de cómo CNN arruinó una estrategia de Obama me ha hecho pensar en los límites de la aplicación de la inmediatez de la información. Es decir, ¿hasta donde se vale ser el primero?

Personalmente –más al ser originalmente ingeniero y no periodista– prefiero pensar las cosas antes de correr a publicarlas. Hace un tiempo un vocero internacional de una importante empresa de TI en Venezuela hizo una declaración inadecuada –política por mas señas– que estoy seguro habría tenido graves implicaciones si la publicaba.

A pesar de tener la grabación, y la posibilidad de publicar de inmediato, en un acto de serenidad –o de estupidez periodística, segun muchos– callé la información hasta verificarla. Efectivamente me encontré con el hecho de que no era el sentimiento de los demás ejecutivos, y aunque en la práctica el que dió la información inicial era el jefe de los que trabajan acá, estaba realmente desinformado de las consecuencias que esto podría traer.

Quizás esta actitud me cueste el no llegar a CNN –aunque ya publiqué varios articulos en la defenestrada página en español– pero me siento más cómodo conmigo mismo hablandodeti, no destruyendo empresas solo por figurar.