La gran tragedia experimentada por el pueblo japonés con el brutal terremoto y el devastador tsunami posterior, ha puesto a prueba decenas de teorías en la mente de los grandes planificadores en TI.

Más allá del colapso sufrido por los servicios de voz en las redes celulares –que no fue tan grave en los servicios inalámbricos de datos—y del colapso lógico del transporte. La infraestructura parece no haber sido dañada de manera importante en las zonas lejos del epicentro y que no fueron afectadas por el tsunami. Por supuesto que la historia es otra en las zonas afectadas por el maremoto, donde ocurren hasta problemas en los reactores nucleares.

Por supuesto que la producción de insumo para TI se verá afectada, así como en dispositivos electrónicos, al pararse la fabricación de chips y aparatos electrónicos, de los que Japón es responsable por al menos un 14% de las ventas. Se espera que la mayoría de las fabricas –y por ende su producción—esté interrumpida por al menos dos semanas, según datos de la consultor iSupply. Pero las lecciones a las que quiero hacer referencia escapan de esta consideraciones de mercado.

Más bien se trata de las lecciones que las empresas han aprendido del desastre. En Computerworld EUA (http://bit.ly/giAtFP) hay un artículo muy interesante de una empresa con Centros de datos en ambas costas de EUA, que debió tomar precauciones ante la amenaza de Tsunami en la costa oeste de EUA. LA empresa, con centros de datos en San Diego y Baltimore –este último el principal—debió correr para asegurarse que había suficiente espacio en disco en la costa este para respaldar los datos y aplicaciones ubicadas en el centro de datos de California. Aunque la historia luce como un “caso de éxito” la verdad es que si el proceso debe ser iniciado manualmente y los chequeos de espacio de disco y el inicio de transferencia de datos y aplicaciones depende de decisiones humanas en el momento del desastre, se trata meas bien de un “caso de fallo asegurado.”

Para la empresa, al contar con dos centros de datos alejados entre sí puede sonar como protección suficiente ante imprevistos –incluyendo terremotos y maremotos—pero en la práctica si se hubiera tratado de un tsunami originado frente a las costas de California, o un terremoto en la ciudad de San Diego, los datos y aplicaciones hubieran estado en gran riesgo. Contar con estructuras separadas geográficamente entre si, no basta. Tienen que haber políticas de respaldo inteligentes, sistemas de balanceo de cargas de cómputo, esquemas de backups distribuidos y redundantes, que permitan superar una emergencia de este calibre. Sino, ¿para que invertiría en contar con dos centros de datos?

Lo que ocurre en algunas plantas nucleares de Japón también es una lección que puede servir a la gente de TI. El reactor más afectado –el de Fukushima—se está recalentando debido a que los sistemas que bombean el líquido refrigerante están sin alimentación ya que los generadores y los generadores auxiliares se dañaron. Aunque existen estándares importantes sobre como mantener eléctricamente alimentado un centro de datos, en áreas de gran potencial sísmico, hay que elevar las consideraciones. ¡Quizás no baste con dos proveedores eléctricos independientes y una batería de generadores!.

Con los días podremos aprender más lecciones, a medida de que se hagan públicas más anécdotas. Si usted es un CIO preocupado por los planes de contingencia de su(s) Centro(s) de Datos, esté muy atento a la prensa, que sin saberlo al contar historias de TI en Japón, estará también hablandodeti.