Instagram ha levantado muchos comentarios en estos días, no sólo por llegar los 150 millones de fotos cargadas, sino por contra con 7 millones de usuarios en apenas 10 meses.

Sin embargo como aplicación no es nada del otro mundo ni tiene efectos para fotos que otras aplicaciones no hayan hecho antes. ¿En donde radica su éxito entonces? Pues en el uso adecuado de las redes sociales.

Si no es así, ¿como se explica que una aplicación que por el momento sólo está disponible en un sistema operativo , el iOS de Apple, logre tanta atención? Pues simplemente por el uso adecuado de las redes sociales.

Pero no hay que pensar en Instagram como un caso aislado. Warcarft alcanzó relevancia verdadera cuando sacó su propia red social WorldOfWarcraft. Farmville no es el mejor de los juegos, pero al estar implementado sobre facebook, sus capacidades interactivas lo han catapultado al tope de los más jugados.

Es así como cualquier programador de aplicaciones que sea medianamente consciente debe estar acostándose cada noche, pensando como puede aprovechar mejor las redes sociales para respaldar sus aplicaciones.

Esto hará que una nueva generación de aplicaciones, de móviles y PC, empiecen a surgir. Estas aplicaciones no necesariamente serán mucho más poderosas que las actuales, ni siquiera harán cosas muy diferentes, salvo que compartirán resultados en redes sociales. Otras pocas se darán el lujo –o quizás sería mejor decir que tendrán la osadía, de crear sus propias redes sociales. De hecho ya hay algunas funcionando muy bien, como es el caso de ETSY, una red social para vender cosas “handmade” o hechas a mano por artesanos.

Pero ¿que tal aplicaciones de trabajo montadas sobre Facebook? De seguro vendrán algunas. Por ejemplo un sistema de cadena de suministros podría funcionar sobre Facebook en algunos casos precisos. Imaginense un artista que realiza serigrafías numeradas, en pequeñas cantidades. El podría tener una aplicación para que las galerías que tienen sus obras a la venta, avisen publicamente cada vez que se vende una pieza. Y el usar esa información para hacer llegar nuevas obras a las galerías, mientras que el público se puede ir enterando de que sus obras se venden. Sustituyan al arstista por un importador de carros de lujo, y las obras por Ferraris y Teslas y podría seguir funcionando el esquema. A la gente le interesaría saber donde se están vendiendo carros eléctricos de alto rendimiento y deportivos de alta cilindrada.

Es sólo cuestión de sentarse un rato a pensar sobre nuevas aplicaciones. Aplicaciones de recursos humanos, ofertas académicas de cursos, y hasta un sistema de denuncias sobre obras de gobierno de una alcaldía, pueden aprovechar estas bondades sociales.

Se trata más bien de ver cuales de estas aplicaciones pueden ser las más beneficiadas al “socializarse” y determinar que información se puede, –y se debe—compartir. Y puede ser que con esta nueva ola de programas, hasta una aplicación de PC o móvil, esté entonces hablandodeti.