Los ataques de Anonymous, las revelaciones en la red de wikileaks, la revolución jazmín, las amenazas terroristas y las revueltas de Londres están configurando un mundo donde probablemente termine imponiéndose el concepto chino de Internet supervisada, usando como argumentos la seguridad nacional y hasta el bien de la humanidad.

Hasta ahora Internet había logrado imponer un modelo de sociedad futura que parecía basado en una Utopia, pero que permitía soñar. Incluso los problemas que acarreaban Spammers y creadores de virus parecían solucionables, con una buena dosis de trabajo.

Pero al momento que los anarquistas comenzaron a usar la red para crear caos, que los ciudadanos empezaron a organizarse en la red tan bien como para tumbar regímenes, y en general que las redes sociales se extendieron de modo importante y se volvieron cada vez más inmediatas, las cosas se han empezado a complicar. El mundo occidental y democrático, defensor a ultranza de los derechos humanos, ha empezado a dejar de ver la Internet como un derecho que se debe disfrutar “totalmente”, sin restricciones. Una cosa pensaban en el Reino Unido cuando los egipcios se organizaban usando twitter para quitarse de encima a Mubarak y su régimen, y una cosa muy distinta cuando los jóvenes se animaron a protestar en Londres y otras ciudades. Si al embajador del Reino Unido en Egipto, por dar un ejemplo, le intervenían su Blackberry la respuesta de la Real Diplomacia del Reino no se hubiera hecho esperar. Pero cuando se habló de intervenir Facebook, Twitter y el Blackberry Messenger para frenar las protestas, no hubo repercusiones importantes. Ya se sabe que Obama cuenta con un botón rojo –que no es un botón—para apagar Internet –o al menos parte de ella—en su país en caso de emergencia, y es seguro de que no es el único país donde están pensando en soluciones parecidas.

Y mientras aumentan los ataques de Anonymous, mientras los Indignados sigan usando tecnología, y los gobiernos se preparen para atacarse entre sí en la red, estaremos cada vez más cercanos a que en el mundo se de un movimiento de gobiernos buscando restringir, o al menos intervenir y supervisar, la red y los mensajes que por ella viajan, al mejor estilo chino. Quizás entonces, China encuentre así otro rubro más de exportación: la de expertos en censura.

Ojala y que pase algo que permita cambiar esta realidad que nos acerca al modelo censurador que se está gestando, y yo pueda seguir hablandodeti querido lector, sin que nadie nos censure.