La historia de la computación sin duda se podrá dividir en breve como Antes y Después d elos teléfonos inteligentes. Estos dispositivos se apropiaron del tan enunciado fenómeno de la convergencia, tomando para si características de muchos otros dispositivos. Derrotaron a las PDA, se están apropiando de los GPS y están desplazando a los PC, aún si les sumamos los números de ventas de las Tabletas (que para muchos, están más cerca de ser teléfonos inteligentes que PC).

Los número de la consultora Canalys, lo dejan bien claro: el año pasado, por primera vez en la historia, se vendieron más teléfonos inteligentes que PC. Los 158 millones de teléfonos del último trimestre, superaron con creces a los 120 millones de PC. Y si quitamos las tabletas del juego, la relación es aún peor 158 millones vs 93 millones. En todo el año el mercado total fue de aprox. 488 millones de teléfonos y aprox. 415 millones de PC.

Las tabletas lograron afectar el ritmo de ventas de las PC de escritorio, portátiles y netbooks, pero no hicieron mella en la venta de teléfonos inteligentes, que aumentaron un 62.7% respecto al año anterior.

Si consideramos que en este año, la tendencia es a incorporar procesadores cada vez más poderosos en los teléfonos, incluso de cuatro núcleos, y que empresas como Qualcomm están generando nuevas plataformas de ato rendimiento gráfico alrededor de estos procesadores, es de esperar que esta tendencia continúe, favoreciendo a teléfonos y tabletas en general, aunque más a los primeros, que a los segundos.

Un pronóstico que me atrevo a hacer es que pronto surgirán estándares para conectar estos teléfonos a dispositivos cercanos, de forma de saltar el último de sus grandes obstaculos: el tamaño de la pantalla. Aunque se ensayan soluciones como proyectores integrados, sistemas de docking como el Motorola Atrix y pantallas de gran tamaño como en el Galaxy Note, la solución más eficaz de seguro pasa por generar un estándar, quizás basado en NFC o el wireless display de Intel, que permita usar pantallas y teclados externas –en principio de computadoras y despues sistemas dedicados para esto—para usar la potencia de computo del celular. Si además se combina con aplicaciones y almacenamiento en la nube, el cuadro estará completo. El teléfono inteligente se convertirá en la verdadera computadora que se “viste”, que se lleva encima todo el tiempo, la experiencia más personal de la computación.

Ya más de una vez he intentado reemplazar mi PC por un dispositivo móvil, ya sea un PDa, o un teléfono, pero siempre he tenido que renunciar y volver a la PC por falta de funcionalidades. Algunos de los posts de mi blog los he escrito desde un teléfono, pero no resulta una experiencia completamente satisfactoria aún. Pero creo que cada vez está más cerca el día de que pueda estar hablandodeti, desde un teléfono, todo el tiempo, sin necesitar usar un PC.