Este es el tipo de posts que no quisiera tener que escribir, pero que son necesarios de contar. Y es que dos lanzamientos de teléfonos inteligentes –realizados esta semana—me han hecho recordar dos películas, ambas con sendos viajes al pasado.

En el primer caso, el enfoque “diferenciador” del teléfono fue el contar con… radio. Sí, tal como lo leen, esa característica fue tan diferenciadora para la marca que hasta sirvió para ambientar la rueda de prensa, con transmisión en vivo de un programa de radio desde el mismo salón del evento. Lo que quizás no pensó la marca, es que entre el público había muchos colegas que trabajan en radio, y que probablemente están aún preguntándose por que ellos no fueron escogidos para hacer el programa de demostración. La sensación durante la rueda de prensa era que estábamos jugando un poco el papel de Marty McFly, montándonos en el DeLorean gris del Doc Brown, y viajando hacia el pasado, quizás al 2001, donde el hecho de que un celular tuviera radio, era aún noticia.

Pero todo no hubiera pasado de allí, si no fuera por que al día siguiente, otra marca, y respaldada por dos grandes empresas, hizo un lanzamiento que comparativamente era mucho más importante. Sin embargo las condiciones de local, público, orden, y la puesta en escena no fueron tan buenas, y el lanzamiento tan importante, quedó un poco de lado. Pero lo que me hizo acordarme de una película fue cuando al final, un teléfono encerrado en un bloque de hielo, fue ofrecido a aquel del público que fuera capaz de liberarlo. Algunos se acercaron y con zapatos de mujer con tacón, con un destornillador y hasta con una llave de tuercas, comenzaron a golpear el monolito de hielo, buscando liberar el teléfono que pretende fijar un hito en la evolución de la telefonía. Demasiado Stanley Kubrick en una sola escena, demasiadas referencias al 2.001 en dos días. Para los que no recuerden la escena, les dejo aquí el video en YouTube que recordé al ver a los presentes, usar la herramienta, del mismo modo que aquel primate en la película. Evolución, herramientas, un monolito y el deseo de triunfar, me pusieron entonces a estar hablandodeti, Stanley Kubrick, así como del querido Doc Brown, de Volver al Futuro.