Microsoft es una compañía gigante y como tal la inercia organizacional –si me valen el término—es difícil de cambiar. Me refiero a que Microsoft necesitaba a Windows 8 desesperadamente para no quedar atrás. Windows 7 fue solo una enmienda de la plana errada de Windows Vista.

Pero Windows 8 era necesario para unificar tabletas y teléfonos con el mundo PC, llevando estos al terreno que lidera Microsoft, y sacándolos del mundo amenazante de iOs y Android. Entonces… ¿Cómo se explica que a pocos días del lanzamiento de Windows 8 se deshagan del ejecutivo que lideró el proceso?

Steven Sinofsky, el jefe máximo de Windows y Windows Live salió de su cargo de manera sorprendente, antes de siquiera anunciar que Windows 8 rompía algún record de ventas importante. El ejecutivo, al que muchos veían como el posible reemplazo de Ballmer como CEO, había alcanzado grandes logros al frente del desarrollo de Windows y Windows Live, y era lógico esperar que siguiera su carrera dentro de Microsoft, y que permaneciera en su división al menos durante un año, disfrutando del éxito que se le augura a Windows 8. Pero también se rumora que el ejecutivo es quizás un poco “demasiado” agresivo, y que incluso llegó a torpedear cuanto proyecto hubiera, si este amenazaba de alguna forma el poder de Windows –y por ende de el mismo—dentro de la corporación.

Microsoft sabe que el boom de Windows 8 –más tarde o más temprano será un boom— será probablemente irrepetible en el futuro. Algunos analistas han llegado a señalar que estamos ante el último Windows –al menos como lo conocemos– favoreciendo el crecimiento de sistemas operativos alternos y pensando en un futuro no muy lejano donde los datos y aplicaciones estén todos en la nube. Yo sin embargo creo que aún habrá sitio para un Windows 9, que cada vez se parecerá más a Windows Phone, si no es exactamente el mismo. Sea cual sea el futuro de Windows, Microsoft parece estar consciente de que no sirve apegarse a las viejas glorias y hay que innovar para mantenerse. La muerte del emblemático Messenger, a manos del más robusto, versátil y moderno Skype, da una idea de por donde va la cosa. Probablemente la división de Windows sea la que más dinero le produzca a Microsoft en los próximos trimestres, gracias a las actualizaciones a Windows 8, pero en Redmond saben que desde hace tiempo la división de software de negocios, o incluso la de juegos y accesorios están dando tanto dinero como la de Windows, y que deberán diseñar productos en común, algo que Sinofsky no vería con buen ojo.

Resulta entonces claro que Microsoft está limpiando la casa, preparándose para los nuevos tiempos. Por lo visto tendré que estar hablandodeti, Microsoft, por un buen rato aún.